Santiago | En una emotiva ceremonia, en la sede central en Santiago, de la Central Unitaria de Trabajadores -CUT-, se conmemoraron los 100 años de la matanza de La Coruña. En esta actividad, a modo de homenaje a los trabajadores y sus familias que fueron asesinados en la gran huelga del movimiento obrero de Tarapacá en 1925.

La actividad que se realizó en el Salón de la Central Unitaria de Trabajadores, tuvo un énfasis y un sentido de homenaje a la lucha de los obreros del salitre, que fue desarrollada en las exposiciones planteadas por Jorge Navarro López, investigador y profesor de historia de la Universidad de Santiago -USACH-, Óscar Torres Rivera, profesor e historiador, Osvaldo Zúñiga, Presidente de la Confederación Ranquil, y Ana Lamas Aguirre, Presidenta de la Confederación de Trabajadores del Cobre, -CTC-.
Ésta última, como representante de los trabajadores y trabajadores del subcontrato minero, apeló al rescate de la memoria histórica, en el sentido de que “Recordar a los compañeros caídos del norte grande es fundamental. Sin memoria no tenemos historia, y sin historia no tenemos futuro. Conmemorar y hacer este ejercicio de memoria es absolutamente necesario y fundamental, la sociedad ha sido trastocada por el individualismo del sistema neoliberal, y eso nos lleva a olvidar, y eso es delicado. La historia es circular, se repite, así como murieron los compañeros de La Coruña o de la Escuela Santa María, el estado siguió ocupando las armas en contra de su pueblo, en contra de sus trabajadores. En 1966, en el contexto de la Huelga General que originaron los compañeros de El Teniente, movimiento que terminó conquistando primero la “chilenización del Cobre” de Frei y luego la “Nacionalización del Cobre” del presidente Allende, durante las huelgas que acompañaron este proceso, en El Salvador, el Estado, Carabineros de Chile, asesinó a ocho personas, ocho trabajadores, seis hombres y dos mujeres, una de ellas embarazada, los que también estaban exigiendo sus derechos, pero no solo el de ellos, sino el de todas y todos sus compañeros, y eso, aunque no quisiéramos se repite, luego en la dictadura, y ahora, cuando la democracia reina, en 2015, durante la Huelga General Nacional, la misma fuerza del estado nos asesina a Nelson Quichillao, en el mismo pueblo de la matanza de 1966, en El Salvador.
¿Qué hemos aprendido?, ¿Dónde quedan los derechos de todas y todos nosotros?, ¿Dónde está la justicia?.
La memoria es frágil, y nuestra obligación como dirigentes sindicales y sujetos políticos es cuidarla y promoverla.”
En el lugar, como reconocimiento a la memoria de los obreros caídos hace cien años, se descubrió una placa conmemoratoria en homenaje a la lucha y sacrificio de los trabajadores pampinos y en recordatorio a las matanzas del norte grande.










